Si te gusta la historia medieval y pretendes pasar unos días en algún punto de la Costa Brava, no deberías de pasar por alto el conjunto monástico de Sant Pere de Rodes, formado por la iglesia de Santa Helena el Castell de Sant Salvador de Verdera y el Monasterio de Sant Pere de Rodes. Y tampoco no debes dejar de visitarlo por su extraordinaria situación, ya que el Monasterio se alza sobre el mar y ofrece unas vistas de la costa más septentrional de la Costa Brava. A pesar de que se encuentra en un punto un tanto elevado, merece la pena realizar la visita a pie y dejarse rozar por ese aire marino.
A pesar de que no se tienen muy claros los orígenes del Monasterio de Sant Pere de Rodes, una de las teorías que hay a su alrededor dice que este monasterio fue el refugio de los restos de Sant Pedro, que encontraron unos monjes romanos mientras buscaban su protección de los ataques bárbaros. Lo cierto es que junto al monasterio se conservan unas estructuras de origen muy antiguo, posiblemente romano.
Este increíble monasterio, tuvo su momento álgido en el siglo X, cuando se le adjudicaron tierras y privilegios, y acabó convirtiéndose en un rico monasterio de peregrinación durante los siguientes siglos. Además, sus posesiones no dejaban de aumentar hasta que se llegó a convertir en uno de los centros de poder de la región durante el feudalismo. Sin embargo, con el fin de esta época, el monasterio fue sometido a numerosos ataques, saqueos y expolios y testimonio de epidemias y guerras. Este fue el inicio de la decadencia del Monasterio de Sant Pere de Rodes que terminó en 1789 cuando los monjes benedictinos decidieron trasladarse e instalarse para siempre en Figueres.
Hoy en día es un fantástico complejo medieval en medio de una situación de lujo esperando a que sea visitado para que de este modo su historia siga transmitiéndose y se mantenga viva.
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